Tu problema
es mi problema

Juan dice: “Te acabo de mandar el mail. La pelota está en tu cancha”.

Detengámonos a analizar esta frase que es bastante común. ¿Cuántas canchas hay?, ¿qué me dice Juan al afirmar que la pelota ya está en mi cancha?, ¿quién es responsable de meter el gol? Cuando Juan envía el mail, ¿termina su partido?, ¿cuál es el partido que él está jugando?

Muchas veces nos confundimos creyendo que nuestros propios desafíos son El desafío. Nos aislamos y olvidamos que formamos parte de un sistema que funciona y en el que, de participar de manera desarticulada, en vez de generar valor, entorpeceremos, pondremos barreras, desmotivaremos y, en esas condiciones, todos perderemos posibilidades de hacer goles.

¿Queremos ser como Juan?, ¿o queremos una sola cancha, un solo partido, un solo equipo?

Aprendamos a pensar que en nuestro equipo cada problema es mi problema. Mi trabajo no termina hasta que termina el partido, mi responsabilidad es hacer que ganemos, mis compañeros de equipo son mis aliados, mis socios y si ellos no llegan, yo tampoco.

El reto es inculcar en los miembros del equipo responsabilidad por los resultados generales y no solo por los particulares. Empieza por promover que los jugadores estén pendientes, al mismo tiempo, de su parte del trabajo y de cómo va el partido; júntales cuando haya dificultades, no para buscar culpables sino para encontrar soluciones. Que sepan que si aparece alguna barrera no están solos, el equipo está ahí para cooperar y solucionar.

Usa la frase: Tu problema es mi problema para ayudarlos a reenganchar y ser conscientes de que son parte de un mismo equipo. Enséñales a plantearse la siguiente pregunta: en el fondo, ¿estoy jugando un partido individual o uno de equipo?