No se trata de ti,
no se trata de mí,
se trata de esto

Marisol dice: “Desde que Amelia hizo lo que hizo, yo con ella no trabajo más”.

Amelia dice: “Los temas de logística los coordino directamente con el asistente. Y es que Pablo está empeñado en contradecirme”.

Y Pablo dice: “Marisol es muy exhaustiva, no avanza. Prefiero evitar trabajar con ella”.

Marisol, Amelia y Pablo son integrantes de un mismo equipo. Es un equipo lleno de vitalidad y energía; todos sus miembros son ambiciosos, competitivos y observadores. Ello les hace sentir curiosidad por el otro; de manera que están siempre mirándose entre sí, tratando de dejar claro quién tiene la razón, la mejor idea, la experiencia más interesante, la solución.

Mientras nos dedicamos a mirarnos a nosotros mismos, canalizando nuestra energía en lo interno, ¿quién mete los goles? Porque allá afuera, el partido sigue transcurriendo y la competencia seguramente ha aprovechado la distracción y nos ha sacado ventaja.

Y es que no se trata de si mi compañero me gusta o no, lo quiero o no, si me adapto a su estilo o no; como tampoco se trata de determinar si yo lo habría elegido para el puesto. De lo que realmente se trata es de sacar juntos este proyecto adelante, porque juntos abarcamos más, hacemos pases y aseguramos goles.

Sabemos que somos diferentes y que tenemos distintos puntos de vista. Esta es una ventaja, no permitamos que la diferencia nos desoriente.

Asegúrate de que tu equipo sepa reconocer con claridad qué partido hay que ganar. Busca enfocar todas las acciones hacia un objetivo compartido. Ayúdalos a solucionar sus diferencias.

El reto no es pensar igual, el reto es querer lo mismo.

Haz que, cuando se hagan la pregunta: esto en lo que estoy invirtiendo mi energía ¿me sirve para ganar el partido? la respuesta sea siempre: sí.