Mi trabajo consiste en ayudar a los demás a trabajar mejor. Tengo la tarea de facilitar que las personas que conforman equipos de trabajo puedan sentirse parte de un engranaje que funciona y que, al funcionar estalla, libera, ilumina. Cuando esto sucede es casi como una explosión: ver a un equipo hacer sinergia es como ver fuegos artificiales...en primera fila. ¿Todos los equipos consiguen estos niveles de desempeño? No. Algunos llegan tan solo a sacar chispas.

¿Por qué? Podría mencionar algunas causas típicas que justifican la ausencia de sinergia, pero vayamos mejor a lo que es más interesante: ¿Qué tienen en común aquellos equipos que sí consiguen prenderse y girar, aquellos que gozan con el poder de su propio poder? La primera característica que han mostrado los equipos brillantes es que están conformados por gente absoluta y totalmente genuina. No importa qué es lo que hace ese equipo, no importa qué produce, ni cuánto, no importa cuáles son sus planes, ni cuáles sus sistemas de trabajo. No importa si tienen o no recursos, no importa cuánto saben ni cuánta experiencia tienen... si están conformados por gente auténtica entonces podrán consolidarse como equipo.

¿Cuántos deben ser genuinos? Pues bien: todos. Un solo elemento confundido, o cansado, o desganado contamina y enferma. Su presencia genera desconfianza, suspicacia, desorden. Su presencia embauca y boicotea; descompone.

Dicen que la gente hace la diferencia... ¡claro! He tenido equipos que al iniciar sus Programas de Alineamiento me dicen: no entiendo por qué no conseguimos los resultados esperados si tenemos todo lo necesario para hacerlo. Generalmente, la respuesta es: porque alguien no está́ aquí́ como debiera, alguien se está́ engañando a sí mismo y al resto, alguien no está siendo genuino.

Mientras ese alguien siga así́, el equipo lo presentirá́, lo reconocerá́ (aun cuando no lo identifique claramente) y se rehusará como un potro rebelde y travieso a progresar. Simplemente no avanzará.

Ahora bien, les aseguro que nadie elige ser un fraude. No existe esa vocación. No es que sea una decisión. Sucede que en algún momento uno pierde la brújula, se distrae, se enreda y envicia. La indiferencia viene de contrabando, disfrazada de comodidad, de costumbre, viene a escondidas en algún paradigma, en una historia.

Y es que para ser genuino uno tiene que estar despierto, alerta, vivo. Uno tiene que poner todo de si, siempre.

Ser genuino implica creer en lo que dices, actuar de manera consistente, y serte fiel.  Ser genuino implica ser un convencido, estar comprometido, estar dispuesto, tener ganas. Ser genuino implica ser lo que ves, hacer lo que ves, querer lo que ves.

Ser único, especial, diferente. Alguien auténtico, legítimo.
¿Habrá́ algo que no pueda conseguir un equipo con gente así́?