En mi labor como” coach”, suelo observar las reuniones de mis equipos. Esta era una reunión de esas que llamo “reunión-película”.
Se desarrollan como llevadas por un guión: empiezan, van revelando la trama, de repente se enredan y te capturan – consiguen hacerte pensar, evaluar, cuestionar - ,súbitamente aparece un elemento que resuelve y hace todo lógico, evidente, irrefutable; y una vez allí, terminan. Cada actor es trascendental y sus actuaciones suelen ser imponentes, soberbias, dominantes.
¿Todas las reuniones son así? No. Algunas son desenfocadas, desordenadas, tensas, rutinarias, lentas; francamente aburridas o con participantes cansados, hastiados, adormecidos.
¿Para qué se reúnen los equipos? Creo que coincidimos si decimos que lo hacen para obtener juntos lo que no podrían obtener trabajando individualmente. Se reúnen para estar en capacidad de jugar partidos y ganarlos; y las reuniones son la única oportunidad que tienen para juntos organizar, crear, innovar y solucionar.
¿Qué posibilidades hay de lograr esto en reuniones aburridas? Simplemente ninguna. Estando aburridos producimos ideas planas, sosas, simples y comunes…..
Las “reuniones-película” son las que convocan la atencion de todos. La gente opina, aporta, discute, defiende. Todos están interesados en tomar la mejor decisión porque saben que guiará sus acciones futuras. No hay gente leyendo sus correos o hablando por teléfono. Nadie se distrae buscando culpables; el problema es de todos y hay que resolverlo. Se discute con pasión, a veces fuerte, pero siempre dentro de un espacio ordenado. En “reuniones-película” nadie se aburre.
¿Utopía? No, reuniones así existen y son un indicador de la madurez de un equipo, porque solamente los más cuajados tienen el coraje de explorar sus propias capacidades con reuniones de esta naturaleza.